Han pasado 18 meses desde que me dejaste por una trituradora en un desguace en medio de un suburbio dormitorio de París. Hemos pasado por muchas cosas. Los celosos dirán que eras un becerro, pero yo les diré que he tenido buen sexo. Bueno, sobre todo ciruelas, navegando de Portugal a Bélgica, pasando por Alemania e Italia. Hacía girar cabezas cuando parabas en la autopista a 130 km/h. Nunca he hecho gritar tanto a una mujer como en ese momento. A menudo he pensado que tu pasado tenístico te obligaba a trabajar a trompicones, pero en el fondo me digo que 250.000 km en un motor de gasolina Made in Sochaux ya me enorgullecen.